Quiso ser el que imaginaba que era, pero, débil como era, en lugar de luchar por ello, se puso un disfraz. Hasta el último día vivió aterrorizado de que descubrieran el fraude.
Te reconoceré cuando llegues.
Sólo alguien con las heridas cerradas,
sólo alguien
que ha aullado de dolor mientras las curaba
podrá mirar sin miedo
mis cicatrices
y caminar conmigo en paz.
Lo vi, viniendo en coche desde Asturias, el domingo por la noche. Pero no sabía que era Marte. Ellos también me vieron pero no sabían que era yo.
(Gracias, Sergio)
Me defiendo, levanto un parapeto
de sacos terreros llenos de plumas.
La primera bala que dispares
me atravesará el corazón.
Una naranja negra oxidada rueda bajo el puente. Y todos piensan que es el río, que viene crecido.
Ávido el pecho
Me coloqué a propósito bajo los cascos de los días
Hice todas las preguntas que callaron antes los peregrinos
Pero callar o preguntar era casi lo mismo
Estaban habituados a los gestos
Y a los ritos
Daba igual ser hélice, remo o caravana
Artillero o inspector de mercados
Siempre las voces corregían el acento
Y un simple merodear de caderas podía constituir delito
Yo no puedo circular así
Ávido el pecho
Mis dedos enturbiando el cristal de las familias
Hay un código azul
Y un delicado pájaro de hierro
Esperando el final de los relojes
¿Dónde está tu larga cabellera
Mis labios agrietados
Nuestros dulces empeños
El feroz experimento
Pienso tanto que pienso
Dudo tanto que existo
Soy tan hombre que huyo
Sergio Busto
Publicado en la lista Escritura Creativa el 22 de julio del 2003.
Lavó el forro de mi alma dándole la vuelta con voz tranquila, como se vuelve a un bebé que llora.
Tu perfume, a remolinos, me acerca el viento,
no sé si de la tarde
o del recuerdo.
Por escondido que estés, por invisible que seas, quien sabe verte te encontrará.
No, no tiene todo lo que quiero: es todo lo que quiero.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
Le gustaba jugar a disfrazarse. Se vestía con falda, medias, tacones; se maquillaba. Con los años aprendió que no era un disfraz, que ésa también era ella. Y aprendió a gustarse también así.
Estoy tratando de tomarme
tres o cuatro cervezas y
me estanco en la segunda.
Y trato de escribir un párrafo pero
me estanco en la primera línea,
y así sucesivamente
y esperando mi propio regreso.
Miguel Lugo
Publicado en la lista Escritura Creativa el 11 de septiembre del 2003.
Esperar a que la piedra se desgaste,
abrir la mano,
esperar a que el agua se la lleve.
Fui, sin quererlo y sin saberlo, actriz invitada en sus sueños. Y también, sin poder evitarlo, la coartada de sus actos más infames.
Se tapaba la herida con un reloj de pulsera de oro. Con el roce, la herida se fue haciendo cada vez más grande.
Estoy contigo para jugar y reír,
y para hablar seriamente.
Para aprender y para enseñar,
para recordar y para soñar,
para cuidarte y para que me cuides.
Para amarte y ser amada.
Ahora que está hecho el flan, distingo el sabor del azúcar, el de la leche, el del huevo. Pero ya no puedo separar sus ingredientes con ningún cuchillo.
Los prejuicios son chalecos antibalas.
Y quienes llevan chalecos antibalas
es porque tienen miedo.
Isabel Cañelles
Publicado en la lista LEE (Laboratorio de Escritura Experimental el 17 de septiembre del 2003.
MAR DE FONDO
La mayor sola. La vela mayor del Nuestra Señora de Getxu despliega un solitario paréntesis de clausura, acaso el final en suspenso de una vida que acaso ayude antes a oscurecer el sentido de otras que a aclararlo. A veces me pregunto si el perderse de la forma en que lo hacemos, perderse como un punto al nordeste del sudeste de ninguna parte no formará parte de algún plan nuestro olvidado. Un plan a favor de la pérdida de sentido de los mapas.
Purranki Sandongui, _El potadero de Bleturge_
Hay días
Y hay días tontos en que uno necesita algún cariño.
Esos días son tan tontos
que desfilan
uno
tras
uno
en una línea lineal
deslumbrando como ángeles
Cavilas un instante y te encabritas:
- ¿Y la sincronicidad?
«Madame Sosostris, famous clairvoyante
had a bad cold, nevertheless
is known to be the wisest woman in Europe
with a wicked pack of cards.»
Hangedman cierra los ojos y con los dientes apretados
regresa al afán.
Verdaderamente hay días tontos en que uno necesita el mar.
Giro despacio sobre mi colina, miro a mi alrededor y describo en voz alta todo lo que veo. Y todos los días, al anochecer, me siento a escuchar vuestras voces, hasta las más lejanas, para completar con ellas lo que mi vista no alcanza a ver desde aquí.
Para Héctor Otero
-A mí los Reyes Magos siempre me traen todo lo que les pido.
-Pero, ¿tú les pides todo lo que quieres?